En el centro Montcalet nos apuntamos a la moda de los idiomas y nos volvemos internacionales. Y si no, que se lo pregunten a nuestros eruditos residentes. La situación social y económica, que en su día les obligó a salir al mundo a buscar trabajo, les aportó otras cosas muy positivas, no solamente el conocimiento de otras culturas y formas de vida, sino también el de un nuevo idioma. Ellos mismos nos cuentan sus experiencias:
Nuestro amigo Pepe estuvo trabajando en sus años de juventud en Alemania, una etapa de la que conserva muchos recuerdos. Ahora todas las mañanas nos saluda con un “¡Guten morgen!”, en perfecto alemán.
Maruja también tuvo que emigrar hace muchos años a Alemania junto a su marido. Allí trabajaron durante años en una fábrica.
De aquel país a ella le sorprendió, sobretodo, las diferencias en la forma de vida.
Marina, quien también estuvo en Alemania, lo hizo trabajando precisamente en una residencia de abuelitos, cuidándolos y haciendo lo posible para que estuvieran a gusto. Recuerda muy feliz aquellos años pero asegura, sin embargo, que al final fue la añoranza de su casa lo que la hizo regresar.
Y para aprender un poco de inglés podemos mantener una conversación con Bene, quien estuvo 25 años en Inglaterra trabajando, primero como camarera y después como enfermera en un hospital. Bene asegura que la trataron como a una más y, a pesar de lo duro que tuvo que trabajar, ahora solamente conserva buenos recuerdos de aquella maravillosa experiencia, además de amistades para toda la vida.
No falta por supuesto el francés en esta colmena de idiomas que es la Residencia Montcalet. María ha tenido una larga relación con Francia y trabajó por muchos años en París. De hecho, a día de hoy, aún habla un perfecto francés.
Estas son las miles de historias, fascinantes e interesantísimas que han vivido nuestros mayores, y lo mejor de todo es que aún están con nosotros, para que podamos escucharlas de su propia boca.